Sí, quien escribe a lo mejor no tenga el talento suficiente para ser llamado poeta (aunque tampoco quiere ser llamado así). Sí, quien escribe maltrata las letras, obliga a la LL a ser usada como Y y a la V la fuerza a ser B. No, a quien escribe no le importa nada de esto, solo quiere escribir, solo siente que debe escribir.
15 de junio de 2006
Reflexiones para un aterrizaje
Desde arriba todo es tan diferente y por momentos tan confuso. Hay momentos en que lo único visible es lo de adentro, porque afuera la niebla lo cubre todo y es imposible determinar a simple vista que esto es el norte, aquello es el sur y así sucesivamente. A veces creo que soy un constante pasajero que va por las nubes y que lo único que tiene claro es que a la izquierda y a la derecha estan las ventanillas. Ni siquiera sé en dónde está ubicada la salida de emergencia y mucho menos si hay alguien piloteando esto. Abajo los árboles van quedando atrás, el agua parece seguir su cauce, pero los humanos parecemos diminutas hormigas que nos hemos ido expandiendo a lo largo y ancho de este territorio y a un ritmo increiblemente acelerado logramos la gran proesa, por no llamarlo de otra forma, de convertir el virgen y puro verde en un opaco y deprimente gris el cual tratamos de camuflar pintándolo de diversas gamas. Así somos y así nos atrevemos a creernos dueños absolutos de una verdad atada con sellos y firmas lo cual no es otra cosa que una gran farza. La niebla se comienza a dicipar, al igual que mis pensamientos. No sé qué de todo lo que me rodea valga la pena, no sé si detrás de tantos rostros bellos haya algo más o sólo sea eso, no sé cómo vaya a comenzar a ver las cosas ahora que el aterrizaje es cuestión de segundos, ahora que no va a ver más niebla, sino una oscuridad infinita que dependerá de qué tan abiertos o cerrados tenga las ojos.