¿Tiembla la tierra, o temblamos todos los humanos cuando recordamos, por las malas, que lo que nuestras suelas pisan es vida?
¿Tiembla la tierra, o tiemblan los pobres pobres, que son los que no tienen cómo pegar sus techos de paja y sus paredes de cartón al suelo, para que estos no se caigan con facilidad?
¿Tiembla la tierra, o tiemblan los damnificados que saben que un misil puede tardar unas pocas horas, minutos, hasta segundos, en ser enviado y recibido de un punto a otro, pero lo que llaman ayuda humanitaria, puede tardar décadas?
Tiembla la tierra, que se ríe de que pensemos que inexplicablemente sigue viva, que sabe que hay motivos de sobra para que todos, ricos y no tan ricos, tiemblen sin excepción.