Lunes, es medio día y aún trato de hacer lo que se supone que debo hacer. Trabajar hasta la asfixia, ser medianamente creativo para recibir a cambio lo que me permitirá tener un hogar con ciertas comodidades, no muchas, pero lo suficientes como para que mi familia y yo podamos estar bien. Así funciona esto, das tu tiempo y tu energía y a cambio te dan papeles de "valor", mientras tanto tu alma sueña y sueña, y sigue soñando. Qué tal si hubiera sido uno de esos artistas que venden un cuadro y con eso ganan millones. Qué tal si hubiera sido un músico, que va de ciudad en ciudad, de país en país tocando una mediocre canción una y otra vez. Que tal si...
Basta de suposiciones con el pasado, ya fue. Pero hay otra ventana, otra posibilidad. Qué tal si me levanto todas las mañanas temprano y escribo. Escribo historias; escribo a pesar del cansancio. No con el fin de alcanzar la fama que no pude nunca lograr, y que no sé si la quiero alcanzar, solo con el fin de que mi alma, mi mente descanse un poco. Y qué tal si me uno con otras personas queriendo gritarle al mundo que no estamos muertos, estamos en una oficina, pero podemos crear.
Entonces me doy cuenta que lo que en un principio iba a ser una queja de lunes al medio día, se convirtió de la nada en un grito de auxilio, un grito que quiere invitar a otros a que se unan a mi. Sin compromiso, siga, siga, acá lo(a) espero para que hagamos animaciones, comics, cuentos, etc. O no, mejor con compromiso. Con todo el deseo para que no se tengan que repetir más lunes lejos de donde se quiere estar.
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