24 de febrero de 2015

Vete!

Vete,
déjame en paz.
O no, mejor tómame,
pero no lo hagas disimuladamente,
ni con timidez,
hazlo por las malas,
con toda la severidad posible.

Estoy cansado
de sentir tu aliento,
tu respiración cerca,
pero a la vez distante.

Tómame súbitamente,
que no pueda seguir
encontrando escapatorias,
que no pueda seguir excusándome.

Tómame de una vez por todas,
querida crisis,
y que al fin,
empujado por ti,
pueda ser lo que he de ser,
o por lo menos,
lo que quiero intentar ser.