9 de julio de 2011

A flor de piel

Por favor, les rogamos que no nos vayan a mal interpretar, acá la democracia está más fuerte que nunca. Los bancos prestan con altas tazas de interés; los senadores, alcaldes, gobernadores y gobernantes en general mantienen su interés es que estas tazas sean cada vez más altas; los contratistas andan cargando bajo un brazo un maletín lleno de dinero y bajo el otro pedazos de asfalto que sobraron de alguna carretera.

Todos tenemos muy claro que el dinero para que no se desvalorice debe circular y si unas pocas familias han demostrado que en sus manos éste se multiplica, entonces para qué cometer idioteces como poner a que otros sin experiencia lo administren.

Sin embargo no todo es perfecto y eso ustedes lo saben muy bien. No faltan los malagradecidos, ni los rebeldes sin causa. Pero en verdad son tan pocos que para qué ponerles atención, de seguro un día amanecerán indignados, pero en la noche todo habrá pasado. Son incapaces de pensar por sí mismos y muchos se indignan solo porque es una buena oportunidad para mostrar una pose que exhibirán noticieros y diarios, no porque éstos últimos estén verdaderamente interesados en el acto como tal, sino porque como muy bien nos han enseñado, distraer con cámaras y micrófonos es mucho más efectivo que cien discursos, así que por ahí andan jugando a que son importantes.

Aunque todo marcha con normalidad hay algo más que nos preocupa. Se trata de los mensajeros que están escogiendo, o presidentes, como les gusta que se les llame, algo raro está pasando con ellos. Por ejemplo, el último comenzó con las ideas muy claras, mucha lucidez, pero ahora anda por ahí creando confusiones, se anda anda acercando demasiado a la gente y no deja de prometer cambios que no debería prometer, por más de que no vaya a pasar de eso, simples promesas y la verdad es que no tiene porqué hacerlos, no es época de campañas y eso puede hacer que se desgaste un poco. A eso hay que agregarle que se le metió en la cabeza que el que estaba antes suyo no hizo las cosas bien y se suponía que este período iba a ser la continuación del anterior, así que ya se imaginarán lo mal que le ha caído esto al mensajero que aunque está en retiro, parece que el tema no lo ha dejado descansar del todo.

Pero no se trata de eso ahora, se trata de tranquilizarlos y rogarles que no nos mal interpreten, no es necesario que manden sus aviones cargados con bombas, o que gasten más dinero del ya han invertido en crear nuevas bases para sus hombres.
Acá la democracia se vive, se respira, se siente a flor de piel.

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